Con una sociedad y una pobre educación emocional que tienden a silenciar nuestro malestar, invitándonos a evadirnos, no es raro que nuestras emociones encuentren la forma de expresarse a través del cuerpo. En un contexto tan complejo como es la pandemia por COVID-19, esto es aún más evidente. ¿Somos capaces de escuchar a nuestras emociones negativas?
Por el COVID-19 hemos estado sometidos al encierro para protegernos (#quédateencasa). A raíz de esto, varios amigos y conocidos, incluso yo, hemos presentado malestares en el cuerpo, y no tanto por razones físicas, sino por cómo esto está afectando nuestra salud mental.
¿Les ha pasado que la tensión en la espalda y el cuello ha aumentado, que con más frecuencia tienen dolores de cabeza, o incluso sus pieles han empezado a ser exponentes de su ansiedad, angustia y miedo? Creo que no somos pocos en quienes las emociones han encontrado una forma de expresarse.
¿Por qué, si sabemos que estamos viviendo una situación tan compleja, cuesta tanto conectar con ese malestar y escucharlo?
Esto me ha llevado a reflexionar más allá de lo angustiosa en sí que es esta situación, en que tristeza, miedo, e incluso rabia se mezclan en una danza dolorosa que llevamos día a día.
A esto se le suman todas las responsabilidades que continúan en lo cotidiano, con más presión y menos ayuda de nuestra red debido al distanciamiento social. Y el estrés se acumula y acumula.
¿Por qué, si sabemos que estamos viviendo una situación tan compleja, cuesta tanto conectar con ese malestar y escucharlo? ¿Por qué nuestro cuerpo termina dando señales tan intensas, como una olla a presión que no ha encontrado otra alternativa más que explotar?
A las emociones negativas no les queda más que hacerse escuchar a la fuerza a través del cuerpo.
Esto me lleva a pensar en cómo hemos sido educados en la dimensión emocional. No es extraño que se asocien las emociones negativas (aquellas que nos llevan a estados de alerta y supervivencia, y que nos traen malestar) con sentimientos de culpa, de “no debería estar sintiendo esto”, de “debo ser fuerte”, “no puedo sentirme así”, “tengo que estar contento”.
En este momento tan extremo es cuando nuestra relación con nuestras emociones queda al descubierto: si hemos sido capaces de escucharlas, reconocerlas y gestionarlas, probablemente estemos siendo capaces de regularnos de una forma más adecuada, a pesar de la adversidad.
Evitemos silenciar a las emociones negativas, aunque duela escucharlas. Todas las emociones tienen algo que decirnos.
Pero si no hemos podido poner en práctica esas habilidades, puede que al no poder evadirnos y al vernos constantemente enfrentados a las emociones negativas, a estas no les quede más que hacerse escuchar a la fuerza a través del cuerpo.
Por eso, hoy quiero invitarlos a escuchar su malestar, a conectar con él, a comprender qué es lo que los está haciendo sentir de cierta forma. Evitemos silenciar a las emociones negativas, aunque duela escucharlas. Todas las emociones tienen algo que decirnos.
Es mejor enfrentar al dolor cuando buscamos la cura y el sanarnos, que mantenernos anestesiados y enfermos durante más tiempo.
Consciencia Emocional
La consciencia emocional es la capacidad para tomar consciencia de las propias emociones y de los demás, así como la habilidad para percibir el clima emocional de un ambiente determinado. Entre las dimensiones de la consciencia emocional se encuentra toma de consciencia de las propias emociones. En ella, la percepción precisa de los propios sentimientos y emociones, identificándolos y etiquetándolos es fundamental.
Quiero compartir con ustedes algunas estrategias para desarrollar la consciencia emocional. Esto a su vez ayuda a regular las emociones, y con ello volver a la calma.
Nombra la emoción
Las emociones abordan todas las áreas de nuestro ser. Por lo tanto, tienen un correlato cognitivo (del pensamiento). Poder pensar la emoción, nombrándola de forma precisa, ayuda a regularla.
En Chile es común que usemos la expresión «me da lata» cuando no nos sentimos cómodos con una emoción. ¿Qué hay detrás de esa «lata»? ¿Es miedo? ¿Es rabia? ¿Es vergüenza, quizás? ¿Ansiedad? Para desarrollar la consciencia emocional, debemos contar con un vocabulario emocional amplio que nos permita nombrarla. Aquí puedes ver un listado de libros que recomiendo para la educación emocional.
Acepta la emoción
En muchos casos te darás cuenta que una vez que tomes consciencia de que estás sintiendo una emoción y la nombres adecuadamente, te darás cuenta de que es más sencillo regularla. Pero lo primero es aceptar que la estás sintiendo, comprendiendo que es natural sentirla porque somos seres emocionales. Es importante aceptar la emoción y no silenciarla: ya hemos dicho que al hacerlo, de todas formas encontrará la forma de expresarse.
Enfócate en el presente
La ansiedad y la nostalgia son emociones naturales (como todas), y por lo mismo debemos aprender a regularlas. De otra forma nos pueden mantener en eventos futuros que podrían nunca ocurrir (ansiedad), o estancados en momentos pasados que ya ocurrieron y que no podemos revivir o cambiar (nostalgia).
En este periodo de pandemia, la recomendación general es vivir día a día, adecuados a la realidad de hoy. Todo estará bien eventualmente. No podemos vivir pensando en el futuro. Por eso, es importante que nos concentremos en el aquí y el ahora.
La práctica del Mindfulness ayuda para tomar consciencia tanto de nuestros estados físicos como de nuestros estados mentales y emocionales, enfocándonos en el momento presente. La app Headspace es una excelente herramienta para iniciarse en esta práctica.
Ejercicio de consciencia corporal:
Este tipo de ejercicios permite visualizar el cuerpo. Así como las emociones tienen un correlato cognitivo, también tienen uno fisiológico (en el cuerpo). Por lo tanto, es fundamental para la toma de consciencia emocional identificar cómo se encuentra nuestro cuerpo. Hará el trabajo más fácil.
- Toma consciencia de tu cuerpo. Detén lo que estás haciendo, y tomáte unos segundos para mirarte. Observa cómo es tu postura. ¿Estás sentado, parado? ¿Cómodo, incómodo? ¿Qué partes sientes incómodas? ¿Hay alguna zona del cuerpo que presente más tensión? ¿Cuál es?
- Toma consciencia de tu respiración. ¿Es agitada? ¿Entrecortada? ¿Profunda? Probablemente si estás respirando de forma superficial, estés experimentando una emoción como el miedo (o sus primas la ansiedad y la angustia) o la rabia, en que tu cuerpo se está preparando para la lucha o huida. Si es el caso…
- …Inhala profundamente por 4 segundos. Retén por 2 segundos. Exhala por 4 segundos. Repite hasta que sientas que has vuelto a la calma.
Hoy existen apps que facilitan estos ejercicios de consciencia corporal. Una de ellas es Calm, que está disponible en la AppStore y en GooglePlay.
En este periodo tan complejo, es importante que seamos capaces de encontrar momentos calmos: generar en nosotros condiciones que en lo externo pueden no estar. La consciencia emocional nos ayuda en esto.
De todas formas, en caso de que estés teniendo dificultades que van más allá de lo abordable desde sugerencias para promover la salud mental, lo mejor es que consultes con un profesional que pueda ayudarte de forma personalizada.