Los profesores ocupan un rol fundamental en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los estudiantes. La figura del profesor puede ser favorecedora de emociones positivas, las que a su vez permiten una disposición mayor al aprendizaje. La emergencia sanitaria nos sitúa en un escenario donde la conexión emocional y vinculación de los profesores con sus estudiantes se ha visto interferida, existiendo una desconexión presencial. ¿Cómo se puede abordar la dimensión relacional a distancia? Los invitamos a leer los artículos de esta semana.
Este artículo fue escrito originalmente para (re)conectados, juntos aprendemos mejor, en abril de 2020
El profesor y la emocionalidad del estudiante
Los profesores tienen una posición privilegiada en la vida emocional de sus estudiantes. A veces esto puede ser vivenciado como una carga, pero la verdad es que el potencial que conlleva su rol para lograr impactos significativos en el desarrollo de niños y jóvenes – tanto cognitivo como emocional – es elevadísimo.
Basta con hacer un simple ejercicio y rememorar la propia historia escolar para que algún profesor venga a nuestra mente, pues nos dejó una marca en nuestra historia vital que nos hizo elegir cierto camino: “soy diseñadora porque lo pasaba bien en arte”; “me encanta escribir, en el colegio me decían que lo hacía bien”…
Esas narrativas se construyen en la relación con otro, que refleja ciertos aspectos que pueden terminar siendo constitutivos de lo que el niño o adolescente considera como central en su identidad. En este caso, lo que el profesor refleje, especialmente en el ámbito emocional, no es irrelevante. Un lenguaje que permita que los estudiantes tengan una visión positiva de sí mismos, donde se destaquen sus fortalezas y potencialidades, será fundamental.
Los profesores influencian a sus estudiantes a través de la forma en que se relacionan con ellos, en su modo de manejar al curso, en cómo enseñan la forma de relacionarse con otros y con uno mismo, así como la manera en que se presentan las emociones (por ejemplo, reguladas o desreguladas). El aprendizaje se ve mediado no sólo por la forma en que enseñan y cómo lo hacen: el vínculo que el profesor favorece con los estudiantes, si es cálido y apoyador, permitirá que se atrevan a explorar nuevas ideas y asumir riesgos – elementos fundamentales para aprender -, a la vez que se sienten más conectados y seguros.
El rol que tienen la vinculación y las relaciones interpersonales en el aprendizaje ha adquirido un rol innegable durante el último tiempo, especialmente por la creciente evidencia que da cuenta de la indisolubilidad de los procesos socioemocionales de los cognitivos. Y es que cuando se experimentan emociones positivas, los recursos intelectuales, sociales y físicos se amplían, favoreciendo el aprendizaje.
Vinculación y contingencia
Hoy por hoy nos encontramos en un momento, posiblemente histórico, que ha truncado la vinculación de los profesores con sus cursos y sus estudiantes: nada más comenzado el año escolar, las clases debieron ser canceladas. En este contexto, muchos docentes han tenido que enfrentar formas de enseñar que nunca se les habían presentado antes: a la distancia, ya sea a través de plataformas tecnológicas o bien utilizando material que se le hace llegar a los alumnos para trabajar en casa.
El esfuerzo no es menor. Muchos hacen lo mejor que pueden de acuerdo a los conocimientos que tienen en torno a las tecnologías, en un momento de crisis en que probablemente cuentan con una carga en su esfera personal y doméstica, a la vez que tienen que cumplir con requerimientos académicos que vienen “desde arriba”.
Ahora bien, las relaciones interpersonales cumplen un rol protector y de cuidado que no debiese ser dejado de lado e, incluso, debiese ser relevado para mantener y favorecer ambientes positivos. En condiciones normales, un ambiente escolar protector puede ser reparador para estudiantes que viven en contextos que los vulneran o que no favorecen su pleno desarrollo.
En este complejo escenario, cabe preguntarse ¿qué estamos haciendo para vincularnos con el otro? ¿De qué manera se está abordando la importante dimensión relacional del aprendizaje?
Aprendizaje y Apego Escolar
En estos momentos, el aprendizaje de contenidos disciplinares se está viendo interferido. Sin embargo, en tiempos de crisis se puede sacar mayor provecho al aprendizaje de habilidades socioemocionales. En ese sentido, se puede aprovechar la situación actual para que todos -tanto estudiantes y profesores, como otros trabajadores de la educación – salgan fortalecidos de una situación que nadie esperaba vivir.
Debemos comprender que no puede haber aprendizaje sin involucramiento, y que el involucramiento es una expresión conductual de la conexión que un estudiante puede tener con su colegio, con las personas de este y con los ideales académicos que el establecimiento profesa. Esa conexión se ve fortalecida si hay una relación cercana, contenedora y favorecedora de un desarrollo integral y seguro. A esto se le ha llamado apego escolar.
Para que se genere un apego (concepto acuñado por Bowlby para describir la vinculación temprana entre el bebé y madre o cuidador primario) secundario en el contexto escolar, se necesita que la figura del profesor sea sensible a las necesidades de los estudiantes (sea capaz de ver qué es lo que necesitan, en lo académico y relacional), y que sea responsivo a estas (pueda brindar una forma de satisfacerlas). Y para ello, debe conocer a quienes está formando.
Conocer más a los estudiantes y que ellos se conozcan entre sí permite la construcción de ambientes emocionalmente seguros, los cuales son relevantes para el aprendizaje en tanto la base segura que otorgan para desenvolverse y atreverse a preguntar, participar, e involucrarse mayormente. Favorecer la relación entre pares será fundamental para aprender habilidades sociales, tales como la escucha y la comunicación, la resolución pacífica de conflictos y problemas, aumentar la consciencia del otro (¿cómo se está sintiendo mi compañero?), así como permitir mirarse también a sí mismo (¿cómo me estoy sintiendo yo, y qué hago al respecto?).
Aunque no sea fácil, en estos tiempos de educación a distancia se debe intentar generar espacios de vinculación con los estudiantes. Se puede aprovechar la vuelta de la pausa en que estamos para darse a conocer a los estudiantes más allá del “profesor de X materia”, y conocerlos a ellos, así como favorecer que se conozcan entre sí.
Ahora que hemos relevado la importancia de los vínculos y de las relaciones interpersonales en los espacios educativos, me gustaría dejarlos invitados a revisar la segunda parte de este artículo, en que abordamos algunas sugerencias para lograr establecer o fortalecer los vínculos con sus estudiantes.
Para finalizar, quisiera agradecer los esfuerzos de los profesores por seguir realizando su labor en condiciones que probablemente están fuera de su campo de acción o de conocimiento. Aún así, han logrado hacer frente a esta situación, en un escenario donde las presiones no son menores, y la incertidumbre posiblemente contribuye a la desestructuración. ¡Mucho ánimo, y gracias!
Josefina Jorquera Walsen, Psicóloga, Magíster en Psicología Educacional
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Lecturas sugeridas:
Alcalay, L., Milicic, N., Berger, C., & Fantuzzi, X. (2012). Aprendizaje socioemocional y apego escolar: Favoreciendo la educación en diversidad. En I. Mena, M.R. Lissi, L. Alcalay, & N. Milicic (Eds.), Diversidad y educación: Miradas desde la psicología educacional (pp. 45-68). Santiago, Chile: Ediciones Universidad Católica.
Berger, C., Álamos, P. & Milicic, N. (2016). El rol de los docentes en el aprendizaje socioemocional de sus estudiantes: la perspectiva del apego escolar. En J. Manzi & M.R. García (Eds.), Abriendo las puertas del aula: Transformación de las prácticas docentes (pp. 363-411). Santiago, Chile: Ediciones Universidad Católica.